¿Mi gato se cree que soy otro gato?
No; pero a veces te trata y se comunica como si lo fueras
- POR EVA
Los gatos nos acercaron sus adorables bigotes por primera vez hace unos 10.000 años. Puede que te parezca mucho tiempo, pero en términos de evolución no lo es; de hecho, constituye un periodo corto para una especie. Esto explica, por ejemplo, por qué nuestros gatos domésticos (técnicamente, Felis silvestris catus) aún pueden cruzarse y tener descendencia con su primo salvaje (el Felis silvestris lybica), un cazador solitario que aún vive en el norte de África.
Esto solo es posible porque genéticamente no son tan diferentes. Tampoco su aspecto lo es: de hecho, hay mucho en común entre la gatita que dormita en tu cama y su primo africano silvestre.
Así habla tu gato contigo: ¡maullidos y más!
No solo es genética: su comportamiento tampoco ha tenido tiempo suficiente de adaptarse a nosotros. Y esto explica por qué tu gato o tu gatita, en muchos sentidos, aún se comporta contigo como si tú fueras otro gato. O, más concretamente, aún utiliza un lenguaje corporal para comunicarse contigo muy similar al que utilizaría para entenderse con otro minino.
Te saluda con la cola estirada por encima del cuerpo (lo que llamo la cola theremín o antena): igual que haría con un gato amigo. Cuando llegas a casa, se restriega entre tus piernas para compartir su olor contigo: lo mismo que haría con un gato amigo. Y, cuando te tumbas en el sofá a ver tu serie favorita, tu felino se sienta cerca, incluso pegado a ti, y (si tienes suerte) te lame: exactamente lo mismo que haría con otro felino amigo.
También aprenden cada día, ¡y nos roban el corazón!
No obstante, otros comportamientos sí han cambiado de forma drástica respecto a su primo silvestre, Felis silvestris lybica. Un gato silvestre adulto, por ejemplo, nunca maullaría a otro gato adulto, algo que, sin embargo, nuestros felinos domésticos sí hacen con nosotros. O nunca saltaría al regazo o a los hombros para que le acariciemos ¡Mi gata Martes lo hace todo el tiempo, y prácticamente cada vez que me despisto!
De hecho, los gatos aprenden todo el tiempo, (¡claro que aprenden!), son seres muy inteligentes que han sabido, por ejemplo, robarnos el corazón, e idean cada día nuevas formas de comunicarse con nosotros, y de decirnos lo que quieren. Por ejemplo, ¡esa latita de atún tan rica en mitad de la noche!