—Eva, mis tres gatos se pelean. Y la situación se ha vuelto insostenible. Mis dos primeros gatos, Mojito y Piruli nunca acabaron de llevarse bien, pero al llegar la tercera gata, Wichita, todo ha explotado. Tengo mucho miedo a que se hagan daño de verdad. ¿Qué puedo hacer? —me preguntó Virginia durante su primera consulta de comportamiento felino. 

Así de urgente fue la llamada de Virginia, que vive con sus tres gatos en Zaragoza. Por mi trabajo, sé de sobra lo angustiante que resulta cuando los gatos con los que vivimos, a los que mimamos y tanto queremos, pelean. Nos invade el miedo cada vez que se cruzan por el pasillo entre bufidos y a la mínima sacan las garran y hasta los dientes. 

La vida y la casa de Virginia estaba patas arriba. Los gatos separados, puertas cerradas y mucho miedo y angustia a todas horas. Como hago con todos mis pacientes, quería ayudar a estos tres gatitos a llevarse bien. Al menos, a tolerarse y a aprender a convivir sin peleas. ¡Y a por ello fui!

A Virginia le invadía el torbellino de emociones habitual cuando tenemos un problema de comportamiento con nuestros gatos y no sabemos qué hacer o por donde empezar. Por eso, lo primero fue explicarle que las peleas entre gatos no son extrañas. Y, sobre todo, que pueden resolverse. Así que empecé a diseñar un programa de cambio de comportamiento personal y único, como hago para cada uno de mis clientes, que se ajustara tanto a Mojito, Wichita y Piruli, como a su humana y su casa. Mi objetivo: ayudarles a recuperar la paz en casa. ¡Y ver felices a estos tres hermosos tigretones!

Paso a paso, Mojito Wichita y Piruli comenzaron a sentirse más tranquilos y felices. Dejaron de pelearse y hasta juegan más. ¡Y han aprendido a compartir su espacio sin bufarse! No puedo estar más feliz por ellos: ¡amo mi trabajo y quiero compartir con cada familia lo que yo tengo!